Extraño el sol por las mañanas desde mis ojeras cada vez más profundas, el viento lleno de polvo que raspa mi garganta y me hace toser a dos mil por hora; mirarme al espejo y decir que mi cara es anticuada y que no combina con la maracayá del frutero, tomar las tijeras y cortarme las puntas a desnivel.

Despertar 5 minutos antes y bañarme pensando que ya se me hizo tarde, caminar por cada rincón de la casa muy deprisa sin saber qué busco; que mi papá suene el claxon y gritar que no voy a salir mientras me abrocho los zapatos y arrastrando la mochila salgo de la casa azotando la puerta, subirme al auto y decirle a mi papá que aún es de noche y que durmamos un rato ahí adentro hasta que amanezca sin que mi mamá lo sepa.

Quisiera una vez más ir a la casa de mi abuela en la playa y acostarme en el pasto para que no pueda regarlo, que no le importe y pase mojándome con la manguera a presión; descubrir mis hombros y contar mis pecas con un plumón hasta que me ardan los ojos, guardar guayabas y frutas en mis bolsillos y pintarles unas caritas felices para comer sonrisas frutales.

Quiero tener de nuevo mis patines morados de las agujetas kilométricas, ir a tocar los timbres y huir hasta que se acabe la cuadra.. hacer comidita con las plantas del jardín y dejarle postres en la ventana a la vecina. Cubrir mis dientes con papel aluminio y seria, sonreirles de repente a las personas desde el balcón.
Sólo eso.. y sentir de nuevo un abrazo de mi papá.
Inestabilidad.- En el diccionario de mi vida, se define como el proceso de negarme a la adaptación de un cambio repentino. Este estado suele permanecer por tiempo indefinido pero siempre con el peligro de quedarme estancada.
Hay gente que lo tiene todo y al alcance de la nariz; aunque roja, la mía no ha alcanzado el lugar más alto.

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higher place

Tan punto y aparte como mi mano deteniendo el atardecer con las migas del piso en mis talones.
Tan punto como el que vivo desperdiciando, el poder ver desde tus labios.
Así de fácil podría tenerlo todo cerrando los puños y podría verlo todo con tu boca.

Con las manos llenas de viento fresco y tierra mojada fuera de todo lo que es, hasta de mí.
Esperando que me vuelvas a hablar o escribir para recuperar la vista y escucharte cada vez que renazca de cada sueño o leerte con el sol en las pestañas. Estar afuera y a la vez tan adentro; en el lugar donde no hay línea divisora y para donde te muevas estás en el lugar correcto, ese que no está tan cerca ni tan lejos. El punto y aparte perfecto.

Llena, al punto de reventar, tan punto y aparte como la vida desde los mismos ojos que separan las cosas en partes iguales.

Tus palabras me prestan ojos, cada frase es un nuevo paisaje, de los bonitos que pocas veces te tocan en la ventanilla trasera del auto. He de saberlo todo desde mis oídos, he de verlo todo desde dos labios a los polos, pero veo con cada palabra; como si tanta palabra junta armara un cómodo pincel del tamaño de mi mano, y estando frente a ti, las palabras se mueven y pintan una nueva historia que el tiempo no deshace.
En días mojados como este, con lluvia en todos lados, con aire en mis pulmones.
Quisiera cerrar las ventanas y poner cinta por todos los rincones.
Que todo esté tal y como lo ves
seco por fuera y bien mojado por dentro
A veces desaparezco en la neblina de mis ojos. La nostalgia me opaca en un tiempo que nunca existió. Lo más bonito es invisible, las nubes cambian el sentido a la vista desde lejos y sólo vemos de cerca lo que está en el cubo de hielo, lo demás es invisible a los ojos, inexistente para las manos.

No sólo basta abrir los ojos para despertar. Más de 120 músculos se coordinan para darle movimiento a cada paso. Se necesita tener el collar bien amarrado y la cabeza con vista al infinito. Los ojos abiertos no le dan la estabilidad al cuerpo, se necesitan más de 43 ojos para mirar bien, si de los dos ojos te falla al menos la mitad, la mirada se vuelve de pez y nadas a la superfície con los ojos cerrados. 
Estoy hundida en la profundidad de tu tercer ojo, la luz entra y sale cuando ya no se ve y una sola mirada corre más veces de las que se puedan reflejar en tu parpadeo.
Hoy vi unos perros abrazarse, un gato más grande que mi cabeza, un cuarto lleno de gatos de diferentes colores con las manos en alto; los perros me olieron, caminaron con la cabeza en mi cadera y mis manos en sus cabezas  descubrieron que comer pesado me hace soñar contigo.