El día antes de ayer soñé que mataba a un hombre y en mi propia sala, los claveles se hicieron más grandes y todo se oscureció mientras me arrodillaba para ver mis manos llenas de sangre. El día después, antes de amanecer y después de dormir, vi a una señora vestida de blanco, de espaldas a mí, parada viendo por mi ventana y al verla me volví a dormir. Anoche soñé que viajaba con un tipo que conocía pero en vida no creo haberlo visto antes, no le servía una pierna y yo lo cuidaba.
El fluir de todos los vientos, como espacios que se quedan inversos y más presentes de los que no sé si van a llegar.
Puedo evitar morderme los labios mientras escondo mis rodillas y finjo que no te miro, puedo evitar soltar mi cabello y cubrir mis pupilas para mirar entre hilos de recuerdos y que me coman las hormigas poco a poco mientras huelo el pasto, pero no es tiempo.
El día que más pensé en acabarse, en la profundidad de un color suave piel de durazno.

Estoy hundida en cinco vértebras, me pierdo al paralelo y mis pulmones necesitan vomitar el aire mojado; entre las dunas, entre mandriles y cenizas de mis uñas débiles. Sabor de los peces boca abajo.

Más fácil que recordar la distancia, es recorrer el tiempo desde el vientre de los ojos.. y sentir que el aire espina, como cuando mi garganta te mira.. y me tapo la nariz para olerme entre las olas.
"La agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida." -F.G.L.

enchanted hill

He visto dos pajaritos volar y ducharse sobre las nubes, los he visto en diferentes colores, los he seguido y tocado desde mi ventana en una mañana sin sol, los he intentado traer a mi mundo y se quedan en las puras plumas.. he visto a estos pajaritos reír conmigo y sobre mí, los he olido y tenido entre mis dedos y los he visto morir. Gracias doy a ellos el entender que tengo la vida contada, que lo tengo todo a punto de perder, que si me descuido puedo dejar de respirar de repente y nada más porque sí, la vida y la muerte son vecinos y vivo en el pequeño hilo que los divide. Y a la vez, he sabido que puedo reiniciar mi vida y si quiero puedo mirar entre mis manos vacías todo lo perdido; que si me detengo de más y en un solo suspiro, la vida comienza aquí, justo en donde lo perdí todo.
se puede llover con los días contados, con la luz apagada; se puede respirar y sentir que te mueres a la vez. Se puede pensar mientras el sueño nos come, se puede vivir en la luz apagada.
Y otra vez amanecieron las lombrices de mis ojos donde el sol salió en mi espalda. Despierto seca, del otro lado de donde me dormí. La banqueta me sopla fragmentos de espacios vacíos entre los dedos de mis pies.
Estoy cansada de escuchar voces que no dicen nada, escuchar sonidos que no me llenan las orejas. Cansada de no ver desde los ojos y agitar las alas como si pudiera desprenderme del mordido de los días, como si sacudiéndome por las mañanas se me escurriera el sudor de los pulmones y pudiera ver de cerca el aire que respiramos a contraluz de las ventanas.. y que te hacen ruido.
Después del aire en mi cabeza y las manchas del arroz sobre mi piel, vuelve a salir el sol en mi techo.
Las hormigas salen de sus nidos, queda el polvo del agua en mis neuronas, y ahora sólo es el sol y yo sobre mis pies.

Seco mis patitas, es hora de ver salir las flores.