Nada, nada que las tazas de azúcar no llenen con mi almohada y agua.
Ni los caballos de mi cabeza.
Terapia de las orejas, necesitas. Para aprender a gritar por los tobillos, y sin saliva... como me abrazas y se evapora todo el líquido de lo que estoy hecha, tres cuartas partes de mi cuerpo que se me fueron chuecas, pero regresaron; con ojos diferentes, con los párpados por delante.
Ni un hielo, ni una sombra. Era la música, eras tú.. como parte de mí, y yo en ti.. como conocer las partes diferentes de los polos opuestos, que al final es el mismo lado.
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