Al final, me di cuenta que lo que toda mi vida he esperado nunca va a llegar; cascos en la tierra, espuma de mar, almejas en el pan. Que las personas y los lugares que siempre he soñado no existen, ni el sillón cómodo de la abuela para ver tele será mio.
Lo único que quiero en este momento es un lugar cómodo, una taza de té y que me deje de dar frío en los brazos, nada más.


Lo que siempre espero no es una persona ni un lugar, es una ocasión.

1 comentario:

anali dijo...

los sillones cómodos de los abuelos son lo mejor